Nota: estos 2 primeros relatos los hago en tiempo pasado, ya que a demás de de la finalidad que tiene; el cambio de alineamiento, también aprovecho para explicar más o menos un poquito el por qué ella ya no es comandante. ya que al volver a jugar, me encontré con ahelain destituída, pero no encontré nada que me indicara por qué on rol ya no era más la líder. Bueeno, expero haberme explicado bien. ahora sí, disfruten las molestias. Mimimimimi.
Alcanzar la luz.
Sigo revisando mis recuerdos, con la incertidumbre de no saber qué voy a hacer de mi vida.
La última campaña en las Tierras fronterizas fue dura. Si, le birlamos os dados al jodido oscuro una vez más, pero esta victoria para mí tuvo un sabor amargo.
Pienso en la masacre ocurrida en aquél pequeño pueblo fronterizo. ¡Tantos muertos! Y la manera de cómo asesinaron a esas pobres personas, una más cruel que otra. Y ¡Esos niños! Degollados, con las manos y pies cortados, las vísceras por el suelo. De un trolloc me lo podría esperar, pero no de hombres!
Y pensar que estuve tan cerca de ellos, tan cerca de pasarme a las huestes de la condenada sombra. pido perdón al creador por la luz y mi esperanza de salvación y renacimiento.
Ya no era solo divertirse, e intrigar contra cortesanos y rellezuelos o acabar con algún estorbo innecesario, ni tampoco se trataba de solo acabar con tu tu contrincante en alguna batalla.
Cuando vi lo que les hacían a esos pequeños niños, algo estalló en mí. Todavía recuerdo las "invitaciones de esos tipos":
Vamos, nena, súmate a la fiesta antes de que vengan los otros, mira cuanta carne joven que tenemos aquí, eh?-
No pude hebitarlo, y al terminar de decir esas palabras, despaché a esos asesinos hijos de una cabra coja al otro mundo.
No siempre mis crímenes fueron fríamente calculados, muchas veces me he visto a matar obligada por las circunstancias.
Este último enfrentamiento en las Tierras fronterizas, reafirmó más mi decisión. A partir de ahora, lucharé para alcanzar la luz, cueste lo que cueste.
Tocan a la entrada de mi tienda, Enseguida salgo de mis cavilaciones. al otro lado de los faldones de la misma, una voz dice. Comandante, el general dice que quiere veros de inmediato.
Abro a continuación un cajón de mi escritorio y guardo allí el fajo de documentos en los que tenía que trabajar esa misma tarde y me dirijo hacia la tienda de mi general.