historia de Shania (remort)
Publicado: 17 Dic 2022, 18:33
Adiós, querida isla.
Sentada en las rocas, en una playa de la costa de tremalkin, hay una muchacha jóven, de unos 15 años. Su piel es oscura, y sus ojos negros muestran una profunda tristeza. el viento mece sus cabellos, sueltos sobre los hombros. Lleva unos pantalones azules, una blusa suelta clara y un fajín con bordados, que sujeta una pequeña daga a su cintura. sus pies descalzos cuelgan sobre las olas que golpean con fuerza las rocas. Es Shania, y tiene la mirada perdida en el horizonte. En sus manos sujeta un retrato, de aquella otra Shania,la que dicen que era su tía, la que también se fue a la torre. Tanto esfuerzo, tanto trabajo, para nada. Está sola y sus mejillas están empapadas de lágrimas que no puede contener. todo ha acabado y no es capaz de asumirlo. Ella nació débil y no hay nada que pueda remediar eso. Una encauzadora con un poder mediocre en una família llena de mujeres fuertes y poderosas. una muchacha algo lenta en medio de mujeres ágiles y diestras. Hace ya un año que devería haberse iniciado como detectora de vientos, pero ella nunca dió la talla. nunca hizo las cosas suficientemente bien, suficientemente rápido. Su fuerza con el poder se estancó. Contempla con rabia el mar y una ráfaga de viento levanta gotitas. Aún siendo dévil, puede hacerlo. puede ser útil. pero no la quieren. Su pueblo no la quiere. Se deshacen de ella como si no fuera nada. Sólo alguien que estorba.
Esa mañana le dijeron que podía ser útil. Que ayudaría a esconder a las demás detectoras de los ojos que todo lo ven de las aes sedai. Que seguiría el valiente camino de la hermana de su madre. Que enviarla a ella a la torre protegía a sus hermanas.
Ella no quería proteger a nadie. Sólo quería ser detectora de vientos, navegar con su pueblo, llevar a sus barcos a los mejores puertos. sólo quería cumplir su sueño y se lo habían robado. con sólo unas palabras. con miradas frías. con intentos de convencerla de que era lo mejor que podía hacer por su pueblo. se deshacían de ella y sólo podía aceptar, sonreír y fingir que le parecía bien.
Su madre había estado presente. la había mirado con los ojos inexpresivos. Fría, como todas las demás. de vuelta a su hogar, la había abrazado con fuerza, llorando por la pérdida de una hija, que se unía a la antigua marcha de una hermana querida. Abrazos y lágrimas que le sabían a ceniza. no la querían cerca, y eso era lo único que la jóven muchacha podía ver en todo aquello. las lágrimas de su madre no le servían de nada. ella no la había protejido, no había cuidado de ella. Había renunciado a lo que supuestamente más quería, su hija. porque era lenta. porque era dévil. una niña insignificante en medio de tanto resplandor. una lacra para la família Din Shanine.
Inútil, inútil, inútil. esta palabra se repetía a gritos en su mente. no sirves, no te quieren. te echan de tu tierra. no verás el mar todas las mañanas. no surcarás las olas a bordo de tu pequeño velero. no olerán a sal tus ropas. no... no bolverás jamás.
En casa la espera su família, con una cena de despedida. Shania no se levanta. Juguetea con un pequeño objeto brillante que tiene en las manos, dándole vueltas obsesivamente. La noche cae, el fresco del mar entumece su cuerpo. A la mañana siguiente se despedirá del mar. de la arena, de la sal. se despedirá de su mundo, de su tierra. pero no de su gente. esa que la rechaza, que la condena a vivir lejos, con los confinados. esa que no la quiere, no merece sus palabras, sus lágrimas. su despedida. la noche pasa, nadie acude a buscarla.
Cuando sale el sol, Shania se levanta. Se seca las últimas lágrimas con un pañuelo bordado, que arroja a las olas. camina decidida hacia los muelles, donde espera el barco que la llevará a tar valon. Su madre, sus hermanas y sus tías esperan en el muelle. Shania no las mira. mantiene la mirada fija en las velas, abanza altiva y orgullosa. La llaman, pero no responde. No quiere mirarlas. Le duele, la vida le duele, su futuro incierto y triste la tortura, despacio, en silencio. Embarca, camina hacia el pequeño camarote que ocupará durante la trabesía, cierra la puerta, y ya a solas, se derrumba sobre la pequeña y dura cama adosada a un lado del camarote, y rendida, rompe a llorar, apretando fuerte algo que guarda en el puño.
******
un mundo que no desearía descubrir jamás
Las olas de un mar revuelto golpean con fuerza los acantilados de la isla de tremalkin, levantando grandes coronas de espuma blanca que centellea. las nuves cubren el cielo, aunque aún no llueve, y fuertes vientos transportan gotas de agua que golpean la piel y empapan el pelo suelto de una niña, de unos 5 o 6 años, que corre descalza por la orilla, riendo. las olas salpican el bajo de sus pantalones y sus pies morenos se unden en la arena, levantándola a cada paso.
feliz, salta chapoteando cuando las olas mas grandes la empujan. una ola más grande de lo normal la hace caer y la rebuelca por la fina arena. Su carcajada se escucha por encima del bramido del viento. tumbada, contempla el enorme acantilado que se levanta tras la pequeña playa de arena fina. Le parece enorme, y se siente tremendamente diminuta en medio de la naturaleza emfurecida.
otra ola la cubre. la niña apoya las manos en la arena para levantarse, y bajo una de ellas nota algo duro. lo recoge. es una piedra llena de suciedad. se levanta, y la limpia en el agua. al sacarla, un rayo de sol furtivo hace centellear el objeto que la pequeña tiene entre sus manos, y un hermoso color azul celeste la deslumbra. sorprendida, guarda en su pequeño puño la gema y corre tierra adentro, feliz por tener algo interesante que mostrar a su familia.
*****
Años atrás…
Otra niña contempla desde lo alto del acantilado el mar embravecido. Se prepara para partir de su isla, hacia la torre blanca, para ser Aes Sedai. Tiene la mirada triste, las lágrimas que corren por sus mejillas se confunden con las gotas de una lluvia cálida que se despide de ella en su último verano como Din Shanine.
Con un grito de rabia, la niña arroja un objeto al mar. Igual que de su vida, se despide de su objeto más preciado. La gema brilla unos segundos antes de undirse en la espuma blanca de las olas, y así, rompe con su pasado por completo.
*****
De nuevo despierta empapada en sudor. deshorientada, mira la pequeña mancha de sangre que hay en su mano, con la que sugetaba con fuerza la gema que encontró de niña. desde que abandonó la isla, duerme cada noche con ese objeto agarrado con fuerza. la nostalgia, la desesperanza y la pena la tienen aturdida. desde que partieron, las noches han transcurrido entre pesadillas extrañamente vívidas, y recuerdos de lugares de su tierra, que la despiertan asustada y comfusa por la claridad que representan. incluso una noche, en la que sus sueños la llevaron a nadar en la pequeña ensenada en la que jugaba de niña con sus hermanas, despertó con su pelo úmedo y su piel oliendo a sal. Se estira en la cama, sintiendo el valanceo familiar del varco. pronto ni si quiera le quedará eso. pronto caminará sobre suelos fríos y firmes, dormirá en camas extrañas con sábanas que no olerán a mar. la tristeza la abruma y desea, con todas sus fuerzas, dormirse de nuevo, para poder regresar a aquellos lugares tan queridos para ella.
Lo intenta, deseándolo con todas sus fuerzas. no quiere el barco, no quiere su camarote, ni el desayuno de gachas que perderá si no se levanta pronto. quiere dormir, recordar. regresar a su vida. olvidar esta orrible pesadilla.
Unos golpes en la puerta le hacen dar un brinco. dormir ya no es posible. por ahora, sigue siendo una grumete, y las obligaciones del día a bordo del centella blanca la esperan. Shania se levanta trabajosamente. las manos le duelen, los cabos del barco llenan su piel de pequeñas heridas que pican con la sal del agua. se viste un pantalón suelto de vivos colores y abandona su camarote.
cuando termina el desayuno, un confinado está sentado en la cubierta. Shania lo reconoce. es el timonel teariano que todo barco está obligado a llevar a bordo al cruzar los dedos del dragón. corre hacia las barandas. frente a ella se extiende un entramado de islotes que separan los distintos canales de la desembocadura del erinin. el mar queda atrás, ya algo lejos. suspira aturdida, y fija unos enormes ojos tristes en las oscuras aguas. un flujo de aire levanta una pequeña ola en el mar, que cada vez se aleja más. Shania se lleva los dedos a los lavios y luego al corazón, en una dramática despedida a lo que más ama. cierra con fuerza los ojos, y deja que un par de lagrimones se deslicen por sus mejillas. al abrirlos de nuevo, las olas han desaparecido. frente a ella queda un mundo nuevo por descubrir. un mundo que desearía no descubrir jamás.
Sentada en las rocas, en una playa de la costa de tremalkin, hay una muchacha jóven, de unos 15 años. Su piel es oscura, y sus ojos negros muestran una profunda tristeza. el viento mece sus cabellos, sueltos sobre los hombros. Lleva unos pantalones azules, una blusa suelta clara y un fajín con bordados, que sujeta una pequeña daga a su cintura. sus pies descalzos cuelgan sobre las olas que golpean con fuerza las rocas. Es Shania, y tiene la mirada perdida en el horizonte. En sus manos sujeta un retrato, de aquella otra Shania,la que dicen que era su tía, la que también se fue a la torre. Tanto esfuerzo, tanto trabajo, para nada. Está sola y sus mejillas están empapadas de lágrimas que no puede contener. todo ha acabado y no es capaz de asumirlo. Ella nació débil y no hay nada que pueda remediar eso. Una encauzadora con un poder mediocre en una família llena de mujeres fuertes y poderosas. una muchacha algo lenta en medio de mujeres ágiles y diestras. Hace ya un año que devería haberse iniciado como detectora de vientos, pero ella nunca dió la talla. nunca hizo las cosas suficientemente bien, suficientemente rápido. Su fuerza con el poder se estancó. Contempla con rabia el mar y una ráfaga de viento levanta gotitas. Aún siendo dévil, puede hacerlo. puede ser útil. pero no la quieren. Su pueblo no la quiere. Se deshacen de ella como si no fuera nada. Sólo alguien que estorba.
Esa mañana le dijeron que podía ser útil. Que ayudaría a esconder a las demás detectoras de los ojos que todo lo ven de las aes sedai. Que seguiría el valiente camino de la hermana de su madre. Que enviarla a ella a la torre protegía a sus hermanas.
Ella no quería proteger a nadie. Sólo quería ser detectora de vientos, navegar con su pueblo, llevar a sus barcos a los mejores puertos. sólo quería cumplir su sueño y se lo habían robado. con sólo unas palabras. con miradas frías. con intentos de convencerla de que era lo mejor que podía hacer por su pueblo. se deshacían de ella y sólo podía aceptar, sonreír y fingir que le parecía bien.
Su madre había estado presente. la había mirado con los ojos inexpresivos. Fría, como todas las demás. de vuelta a su hogar, la había abrazado con fuerza, llorando por la pérdida de una hija, que se unía a la antigua marcha de una hermana querida. Abrazos y lágrimas que le sabían a ceniza. no la querían cerca, y eso era lo único que la jóven muchacha podía ver en todo aquello. las lágrimas de su madre no le servían de nada. ella no la había protejido, no había cuidado de ella. Había renunciado a lo que supuestamente más quería, su hija. porque era lenta. porque era dévil. una niña insignificante en medio de tanto resplandor. una lacra para la família Din Shanine.
Inútil, inútil, inútil. esta palabra se repetía a gritos en su mente. no sirves, no te quieren. te echan de tu tierra. no verás el mar todas las mañanas. no surcarás las olas a bordo de tu pequeño velero. no olerán a sal tus ropas. no... no bolverás jamás.
En casa la espera su família, con una cena de despedida. Shania no se levanta. Juguetea con un pequeño objeto brillante que tiene en las manos, dándole vueltas obsesivamente. La noche cae, el fresco del mar entumece su cuerpo. A la mañana siguiente se despedirá del mar. de la arena, de la sal. se despedirá de su mundo, de su tierra. pero no de su gente. esa que la rechaza, que la condena a vivir lejos, con los confinados. esa que no la quiere, no merece sus palabras, sus lágrimas. su despedida. la noche pasa, nadie acude a buscarla.
Cuando sale el sol, Shania se levanta. Se seca las últimas lágrimas con un pañuelo bordado, que arroja a las olas. camina decidida hacia los muelles, donde espera el barco que la llevará a tar valon. Su madre, sus hermanas y sus tías esperan en el muelle. Shania no las mira. mantiene la mirada fija en las velas, abanza altiva y orgullosa. La llaman, pero no responde. No quiere mirarlas. Le duele, la vida le duele, su futuro incierto y triste la tortura, despacio, en silencio. Embarca, camina hacia el pequeño camarote que ocupará durante la trabesía, cierra la puerta, y ya a solas, se derrumba sobre la pequeña y dura cama adosada a un lado del camarote, y rendida, rompe a llorar, apretando fuerte algo que guarda en el puño.
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un mundo que no desearía descubrir jamás
Las olas de un mar revuelto golpean con fuerza los acantilados de la isla de tremalkin, levantando grandes coronas de espuma blanca que centellea. las nuves cubren el cielo, aunque aún no llueve, y fuertes vientos transportan gotas de agua que golpean la piel y empapan el pelo suelto de una niña, de unos 5 o 6 años, que corre descalza por la orilla, riendo. las olas salpican el bajo de sus pantalones y sus pies morenos se unden en la arena, levantándola a cada paso.
feliz, salta chapoteando cuando las olas mas grandes la empujan. una ola más grande de lo normal la hace caer y la rebuelca por la fina arena. Su carcajada se escucha por encima del bramido del viento. tumbada, contempla el enorme acantilado que se levanta tras la pequeña playa de arena fina. Le parece enorme, y se siente tremendamente diminuta en medio de la naturaleza emfurecida.
otra ola la cubre. la niña apoya las manos en la arena para levantarse, y bajo una de ellas nota algo duro. lo recoge. es una piedra llena de suciedad. se levanta, y la limpia en el agua. al sacarla, un rayo de sol furtivo hace centellear el objeto que la pequeña tiene entre sus manos, y un hermoso color azul celeste la deslumbra. sorprendida, guarda en su pequeño puño la gema y corre tierra adentro, feliz por tener algo interesante que mostrar a su familia.
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Años atrás…
Otra niña contempla desde lo alto del acantilado el mar embravecido. Se prepara para partir de su isla, hacia la torre blanca, para ser Aes Sedai. Tiene la mirada triste, las lágrimas que corren por sus mejillas se confunden con las gotas de una lluvia cálida que se despide de ella en su último verano como Din Shanine.
Con un grito de rabia, la niña arroja un objeto al mar. Igual que de su vida, se despide de su objeto más preciado. La gema brilla unos segundos antes de undirse en la espuma blanca de las olas, y así, rompe con su pasado por completo.
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De nuevo despierta empapada en sudor. deshorientada, mira la pequeña mancha de sangre que hay en su mano, con la que sugetaba con fuerza la gema que encontró de niña. desde que abandonó la isla, duerme cada noche con ese objeto agarrado con fuerza. la nostalgia, la desesperanza y la pena la tienen aturdida. desde que partieron, las noches han transcurrido entre pesadillas extrañamente vívidas, y recuerdos de lugares de su tierra, que la despiertan asustada y comfusa por la claridad que representan. incluso una noche, en la que sus sueños la llevaron a nadar en la pequeña ensenada en la que jugaba de niña con sus hermanas, despertó con su pelo úmedo y su piel oliendo a sal. Se estira en la cama, sintiendo el valanceo familiar del varco. pronto ni si quiera le quedará eso. pronto caminará sobre suelos fríos y firmes, dormirá en camas extrañas con sábanas que no olerán a mar. la tristeza la abruma y desea, con todas sus fuerzas, dormirse de nuevo, para poder regresar a aquellos lugares tan queridos para ella.
Lo intenta, deseándolo con todas sus fuerzas. no quiere el barco, no quiere su camarote, ni el desayuno de gachas que perderá si no se levanta pronto. quiere dormir, recordar. regresar a su vida. olvidar esta orrible pesadilla.
Unos golpes en la puerta le hacen dar un brinco. dormir ya no es posible. por ahora, sigue siendo una grumete, y las obligaciones del día a bordo del centella blanca la esperan. Shania se levanta trabajosamente. las manos le duelen, los cabos del barco llenan su piel de pequeñas heridas que pican con la sal del agua. se viste un pantalón suelto de vivos colores y abandona su camarote.
cuando termina el desayuno, un confinado está sentado en la cubierta. Shania lo reconoce. es el timonel teariano que todo barco está obligado a llevar a bordo al cruzar los dedos del dragón. corre hacia las barandas. frente a ella se extiende un entramado de islotes que separan los distintos canales de la desembocadura del erinin. el mar queda atrás, ya algo lejos. suspira aturdida, y fija unos enormes ojos tristes en las oscuras aguas. un flujo de aire levanta una pequeña ola en el mar, que cada vez se aleja más. Shania se lleva los dedos a los lavios y luego al corazón, en una dramática despedida a lo que más ama. cierra con fuerza los ojos, y deja que un par de lagrimones se deslicen por sus mejillas. al abrirlos de nuevo, las olas han desaparecido. frente a ella queda un mundo nuevo por descubrir. un mundo que desearía no descubrir jamás.