La historia de Raden
Mi nombre es Raden. Nací en una familia cuya actividad principal era el cultivo de diferentes frutas y verduras. Nuestra granja se encontraba en las cercanías a Caemlyn. Mi familia tiene una relación vastante particular con el poder único. Mis dos hermanas actualmente se encuentran en la torre blanca, son aceptadas, pero según sus últimas cartas, creen que están próximas a poder llevar el chal de Aes sedai. En cuanto a mi madre y mi padre… mi padre falleció hace unos años ya. Supuestamente falleció de una enfermedad, pero hoy en día, que estoy descubriendo el poder único tengo la sospecha que mi padre pudo a ver sido un encauzador y nunca lo supimos. Meses antes de su muerte, tenía algunas actitudes bastantes extrañas, lo que me lleva a pensar que probablemente estaba siendo afectado por el poder único, y nunca fuimos conscientes de ello. Tras la muerte de mi padre, mi madre decidió vender la granja familiar, y nos fuimos a vivir en la ciudad, donde ella decidió comprar una posada, la cual mantiene hasta hoy día. Mi madre estuvo en la torre blanca durante bastantes años, pero nunca supe bien porqué, ni cual era, o es su relación con la torre blanca, ya que es algo de lo cual mi madre prefiere no hablar.
Descubrir que puedo encauzar el poder único me genera temor y esperanza a la vez. Gracias a la luz, hoy existe la torre negra, y se que, aunque su entrenamiento sea duro e intenso, eso me ayudará a sacar mi máximo potencial en el poder único. Desde pequeño me gusta ayudar a la gente y ser solidario, por lo tanto, creo que dado los tiempos aciagos que corren, en los cuales el oscuro intenta extender su mano sobre el mundo, podré ser de gran ayuda a las personas que sean afectadas, y sobre todo en la gran lucha de fondo entre la luz y la oscuridad. Ese es mi deseo más ferviente, pero bueno, después de todo, la rueda gira según sus designios, y quizás sus giros determinen otra cosa para mi vida.
Historias de Raden
Re: Historias de Raden
Un descubrimiento trascendental
Como casi todas las mañanas, decidí salir a recorrer la ciudad, tanto para charlar y mantenerme al día con las noticias que circulan por la ciudad, así como para comprar distintos productos que se requieren diariamente en una posada. ¡Buen día Raden! Hermosa mañana, ¿verdad? Con esas palabras me saludó don fingern, el sastre que tiene su sastrería en las cercanías a la posada cuando yo pasaba por en frente de su tienda. Creo que sí, gracias a la luz, hoy despertamos, lo cual ya es mucho decir, teniendo en cuenta los tiempos que corren, le respondí. Me acerqué a su tienda un rato, a charlar con él. Te diriges a la zona del mercado, ¿verdad? Si, debo comprar un par de cosas para la posada. ¿Me harías el favor de traerme unos hilos de seda? Podría ir yo, pero ya sabes, la verdad es que estos huesos ya no son los mismos de antes. ¡Claro! no se preocupe, yo se los traigo. Me dio unos cuantos marcos de plata para que pudiese traerle la seda, y partí de su tienda rumbo al mercado.
Mientras que iba caminando noté algo extraño, como si me siguiese alguien, o algo. Si bien durante la mañana por causa de la muchedumbre resulta difícil saber si simplemente era una sensación, o realmente me seguían. Me quedé alerta, ya que, si bien la reina mantiene la ciudad segura, siempre hay ladronzuelos dispuestos a cometer un robo. Iva pasando frente a una casa abandonada, cuando de repente sentí que me rodeaban. Me giré, y me encontré cara a cara con 3 sujetos; su ropa parecía en mal estado, pero llevaban espada, y parecía que sabían usarla. Uno de ellos desenvainó su espada y me apuntó directamente al cuello con ella. Tus monedas, o tu vida, ¿qué eliges? Por supuesto que mi vida valía más que las monedas que llevaba, pero yo no estaba dispuesto a entregarlas, así como así. Comencé a gritar en busca de ayuda, pero nadie respondía, y los segundos se me hacían eternos. ¡Necio! Cállate, y no hagas ruido, porque no solo queremos tus monedas, sino que te queremos a ti, porque el gran señor necesita a más seguidores como tú. Me quedé estupefacto, sin poder reaccionar, ¿qué podría querer el oscuro de mí? ¡amigos siniestros! Grité; En ese momento los tres avanzaron contra mí, Si no te llevamos vivo, llevaremos tu cadáver, dijo uno de ellos. Finalmente desenvainé mi pequeña espada, no era muy bueno con ella, pero al menos no les regalaría mi vida. De repente, uno de ellos me zancadilleó, arrojándome al suelo. Mientras que estaba tirado en el suelo, intentando zafarme de ellos sentí algo que comenzó a fluir en mí, era algo que nunca antes había sentido. Era algo que me daba vida, pero que a la vez amenazaba con destruirme si se lo permitía, de repente, no sé como sucedió, pero algo salió de mí, empujando a los 3 amigos siniestros. Conmocionado, me levanté rápidamente para salir corriendo, cuando veo que llegaba un contingente de la guardia de la ciudad. Al verlos llegar, los amigos siniestros comenzaron a correr, iniciándose una persecución. Un guardia se acercó a mi, para preguntarme si me encontraba bien: Si, gracias, le dije; No se preocupe, ya los capturaremos y no le molestarán más. Después de hacerme unas pocas preguntas, me dejó marchar. Yo estaba conmocionado: ¿qué me había pasado? ¿qué era lo que sentí? Fui rápidamente al mercado, compré las cosas que tenía que comprar y regresé rápidamente a la posada. Le dejé los hilos a mi vecino sastre, y seguí rápidamente mi camino rumbo a la posada. Al llegar a la posada, me crucé con un hombre que llevaba dos alfileres en forma de dragón, el cual salía de la posada. Fue ahí cuando me di cuenta lo que me había sucedido. Yo había encauzado el poder único, y no lo sabía. Corrí rápidamente a mi cuarto, y me tumbé en mi cama, eran demasiadas cosas para un solo día. No solo el oscuro iba detrás de mí, sino que además yo podía encauzar el poder único. Comencé a recordar todas las historias que me contaba mi abuela cuando era pequeño de hombres encauzadores que se volvían locos por causa del poder único. ¿sería ese mi destino? O la torre negra podría ayudarme. Tras la fundación de la torre negra por parte del lord Dragón, quizás el poder encauzar ya no sería una condena. Tenía demasiadas preguntas, y pocas respuestas a mis preguntas. Decidí que tenía que ir a la torre negra, si había algún lugar en el que podían ayudarme, esa sería la torre.
Como casi todas las mañanas, decidí salir a recorrer la ciudad, tanto para charlar y mantenerme al día con las noticias que circulan por la ciudad, así como para comprar distintos productos que se requieren diariamente en una posada. ¡Buen día Raden! Hermosa mañana, ¿verdad? Con esas palabras me saludó don fingern, el sastre que tiene su sastrería en las cercanías a la posada cuando yo pasaba por en frente de su tienda. Creo que sí, gracias a la luz, hoy despertamos, lo cual ya es mucho decir, teniendo en cuenta los tiempos que corren, le respondí. Me acerqué a su tienda un rato, a charlar con él. Te diriges a la zona del mercado, ¿verdad? Si, debo comprar un par de cosas para la posada. ¿Me harías el favor de traerme unos hilos de seda? Podría ir yo, pero ya sabes, la verdad es que estos huesos ya no son los mismos de antes. ¡Claro! no se preocupe, yo se los traigo. Me dio unos cuantos marcos de plata para que pudiese traerle la seda, y partí de su tienda rumbo al mercado.
Mientras que iba caminando noté algo extraño, como si me siguiese alguien, o algo. Si bien durante la mañana por causa de la muchedumbre resulta difícil saber si simplemente era una sensación, o realmente me seguían. Me quedé alerta, ya que, si bien la reina mantiene la ciudad segura, siempre hay ladronzuelos dispuestos a cometer un robo. Iva pasando frente a una casa abandonada, cuando de repente sentí que me rodeaban. Me giré, y me encontré cara a cara con 3 sujetos; su ropa parecía en mal estado, pero llevaban espada, y parecía que sabían usarla. Uno de ellos desenvainó su espada y me apuntó directamente al cuello con ella. Tus monedas, o tu vida, ¿qué eliges? Por supuesto que mi vida valía más que las monedas que llevaba, pero yo no estaba dispuesto a entregarlas, así como así. Comencé a gritar en busca de ayuda, pero nadie respondía, y los segundos se me hacían eternos. ¡Necio! Cállate, y no hagas ruido, porque no solo queremos tus monedas, sino que te queremos a ti, porque el gran señor necesita a más seguidores como tú. Me quedé estupefacto, sin poder reaccionar, ¿qué podría querer el oscuro de mí? ¡amigos siniestros! Grité; En ese momento los tres avanzaron contra mí, Si no te llevamos vivo, llevaremos tu cadáver, dijo uno de ellos. Finalmente desenvainé mi pequeña espada, no era muy bueno con ella, pero al menos no les regalaría mi vida. De repente, uno de ellos me zancadilleó, arrojándome al suelo. Mientras que estaba tirado en el suelo, intentando zafarme de ellos sentí algo que comenzó a fluir en mí, era algo que nunca antes había sentido. Era algo que me daba vida, pero que a la vez amenazaba con destruirme si se lo permitía, de repente, no sé como sucedió, pero algo salió de mí, empujando a los 3 amigos siniestros. Conmocionado, me levanté rápidamente para salir corriendo, cuando veo que llegaba un contingente de la guardia de la ciudad. Al verlos llegar, los amigos siniestros comenzaron a correr, iniciándose una persecución. Un guardia se acercó a mi, para preguntarme si me encontraba bien: Si, gracias, le dije; No se preocupe, ya los capturaremos y no le molestarán más. Después de hacerme unas pocas preguntas, me dejó marchar. Yo estaba conmocionado: ¿qué me había pasado? ¿qué era lo que sentí? Fui rápidamente al mercado, compré las cosas que tenía que comprar y regresé rápidamente a la posada. Le dejé los hilos a mi vecino sastre, y seguí rápidamente mi camino rumbo a la posada. Al llegar a la posada, me crucé con un hombre que llevaba dos alfileres en forma de dragón, el cual salía de la posada. Fue ahí cuando me di cuenta lo que me había sucedido. Yo había encauzado el poder único, y no lo sabía. Corrí rápidamente a mi cuarto, y me tumbé en mi cama, eran demasiadas cosas para un solo día. No solo el oscuro iba detrás de mí, sino que además yo podía encauzar el poder único. Comencé a recordar todas las historias que me contaba mi abuela cuando era pequeño de hombres encauzadores que se volvían locos por causa del poder único. ¿sería ese mi destino? O la torre negra podría ayudarme. Tras la fundación de la torre negra por parte del lord Dragón, quizás el poder encauzar ya no sería una condena. Tenía demasiadas preguntas, y pocas respuestas a mis preguntas. Decidí que tenía que ir a la torre negra, si había algún lugar en el que podían ayudarme, esa sería la torre.