historia de Mirihisa

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Mirihisa
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Registrado: 23 Dic 2022, 19:15

historia de Mirihisa

Mensaje por Mirihisa »

personaje: Mirihisa.
punto de vista: mirihisa.
relato.
Soy Mirihisa, aprendiza de detectora de vientos del clan rosaine.
la señora de los barcos me ha pedido que escriba mi historia, y yo obedezco.
Sin duda los vientos no me fueron demasiado propicios hasta ahora, aunque la solidaridad de mi clan me ha ayudado a sobrevivir.
Mi madre era una buena detectora de vientos, aunque su capacidad para encauzar no era muy fuerte.
Mi padre era un prometedor guerrero.
Los dos se conocían desde niños, así que se enamoraron y se casaron.
Mi padre fue desde entonces su maestro de armas.
La luz quiso que sólo tuvieran dos hijos, mi hermano mayor y yo.
Contaré ahora todo lo relacionado con mi nacimiento.
Un día, la señora de las olas del clan envió a mi madre en un viaje comercial al oeste.
Aquel sería el primer viaje de mi hermano, de 11 años, como parte de la tripulación.
Quería emular a mi padre y ya aprendía su oficio.
Cuando llegaron a su destino, mi madre, a cargo de la misión, decidió alquilar una posada, para ponérselo más fácil a los comerciantes con los que debían negociar.
Allí la tripulación se emborrachó.
Mi madre bebía alcohol, pero no hasta el punto de no poder negociar.
Tomó a su cargo la negociación con un cairhienino del grupo.
Mientras ellos negociaban, la tripulación recuperó la cordura por un momento.
Sabiendo que al día siguiente debían madrugar para zarpar pronto y regresar a contar lo ocurrido a la señora de las olas, se retiró a descansar.
Mi padre y mi hermano acompañaban a la tripulación, por lo que ni uno ni otro estaban con mi madre en aquel momento, y fue la única vez que no lo hicieron.
Mi madre era una mujer atractiva para los cánones de mi pueblo:
alta, delgada, de pelo y ojos negros.
Tenía el cuerpo cubierto de tatuajes, unos eran propios del clan, y otros atestiguaban lo buena detectora de vientos que era.
Siempre vestía sus atuendos más coloridos y sus mejores joyas.
Tal hermosura resulta, por lo que sé, exótica para otros pueblos o, cuando menos, llamativa.
En un momento dado, el cairhienino se ofreció galantemente a acompañarla a su habitación.
Mi madre accedió.
Pero el tipo la llevó a un pasillo oscuro y la violó salvajemente.
Según me contó mi hermano, el tipo era rubio y de ojos azules, por eso yo tengo este aspecto tan inapropiado de los marinos.
Nadie de aquel barco volvió a beber alcohol desde aquel suceso.
Por lo que me contaron, mi madre nunca volvió a ser la misma.
Antes de aquello, era una mujer alegre y sonriente.
Después, se transformó en una persona triste, resentida y amargada.
Se culpaba de lo ocurrido, de no haberse resistido lo suficiente a las acometidas de aquel individuo.
Por eso nunca me quiso, nunca me sentí amada por ella.
Mi padre, en cambio, después del nacimiento de mi hermano, deseaba ardientemente tener una hija.
Así que me crió con amor, y nunca hizo distinciones entre mi hermano y yo.
Gracias a mi hermano, que me enseñó algo de lucha, pude defenderme de las patadas y puñetazos que recibía de los demás niños.
Para todos yo era, por mi apariencia, más débil que ellos, así que tenía que demostrarles que era fuerte, aunque fuera a base de patadas y puñetazos.
Pero con lo que peor lo pasé fue con los insultos que recibía.
Lo más suave que me llamaban era bastarda, y lo más fuerte puta, diciéndome que me merecía acabar como mi madre y ser violada como ella, eso cuando ya era una adolescente, y ya todos comprendíamos de qué iba aquello.
Mi hermano me enseñó también a ignorar los insultos.
Cuando supe encauzar un poco, me volví más seria, pues el poder no es como para tomárselo a broma.
Reconozco que alguna vez utilicé el poder para detener los golpes recibidos.
Pero aquí no acaban mis desgracias.
Cuando yo tenía cinco años, mi madre fue capturada por los seanchan.
Mi padre enloqueció de pena y de angustia.
Buscó entre sus contactos para averiguar dónde estaba mi madre, pero no logró hallar su paradero.
Llegó un momento en que él mismo, sin tener ni idea de cómo gobernar los vientos, emprendió la suicida misión de rescatar a mi madre.
Aunque logró encontrarla, no consiguió su objetivo, ya que ambos murieron en batalla, ella luchando contra él por orden de su suldam.
Ahora vivo con mi hermano, el único que me ha apoyado siempre.
Quizá por todo lo que me ha pasado, mi carácter es fuerte y decidido.
Espero aprender todo lo necesario para ser una buena detectora de vientos y luchar permanentemente contra los seanchan y contra la sombra.


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